Usamos las balanzas a todas horas, bien para hacer jabones, para cremas, extractos, macerados…nuestros productos han de estar medidos y lo más frecuente es usar medidas de peso (kilos, gramos, miligramos…en los países anglosajones usan onzas… ), siendo las de capacidad (centilitros, mililitros…) poco o nada frecuentes. Las Balanzas se pueden clasificar en dos grandes grupos: las mecánicas y las electrónicas.
Balanzas mecánicas: emplean para hacer la medición o un sistema de palancas o un sistema de muelles. Entre las de palanca se incluyen las de doble plato con el fiel en el centro, en los comercios para frutas y verduras, las utilizadas en agricultura de doble barra, las utilizadas para pesar bebés de triple barra o probablemente la primera de todas o romana con un solo brazo. Hasta hace unas décadas se empleaban en facultades y laboratorios unas balanzas de precisión de doble plato que se situaban en el interior de vitrinas y disponían de un juego de pesas calibradas cuyo valor podía situarse en centésimas de gramo, el inconveniente era que para equilibrar los platos te podías tirar 10 minutos tranquilamente.
Otro tipo de balanzas para registrar el peso (la diferencia entre masa y peso se escapa de esta página de cosmética casera) son las que emplean muelles, un peso produce un estiramiento, otro peso produce otro diferente, etc. Hasta hace poco eran frecuentes en las cocinas de nuestras casas. Existen unas que se componen de una anilla, una ranura graduada y un gancho y nos sirve para pesar maletas. El error que ofrece es alto, por ejemplo la balanza de un plato de muelle de la foto advierte de un error de 25 gramos. La ventaja que tienen frente a las electrónicas es que no necesitan pilas.
Balanzas electrónicas: a grandes rasgos este tipo de balanzas utilizan unos puntos de presión, generalmente en las esquinas, la presión se trasmite uniformemente e incide sobre una célula de carga que hace variar el paso de corriente eléctrica que es analizado por un integrado y muestra el resultado en un display. Son las que más empleamos, ponemos el objeto y vemos los números en pantalla. Por regla general, cuanta mayor precisión ofrece, menor peso será capaz de medir.

El error es de 100 gramos
Por ejemplo esta balanza de baño capaz de pesar hasta 150 kilogramos tiene un error de 100 gramos, el problema es que la exactitud es igual de mala tanto si pesas 150000 gramos (el tope) como si pesas 300 gramos. En el primer caso no llegaría al 0.066% de error y tanto nos da, pesar 92.3 kilos que 92.2 kilos, (hay que ponerse a régimen igual), pero imaginad hacer un jabón, confiar en que hemos puesto los trescientos gramos para saponificar nuestros aceites y en realidad hubiera sólo 200 grs. o que hubiera 400 grs. Este ejemplo es válido para todas las balanzas, hay que tener cuidado con el error que puedan tener.
Esta es otra balanza con un rango de 4 kilogramos que distingue hasta un gramo, sin embargo en el reverso advierten que la misma no fue sometida a una calibración metrológica (existen organismos oficiales que certifican que el sistema empleado por tal y cual marca cumple unos estándares), así pues esta balanza para hacer una receta de gastronomía puede servir y para jabones también, pero para cosmética no. De este tipo existen otras balanzas de más calidad con los correspondientes controles que van hasta la décima de gramo
El siguiente paso en la precisión serían las balanzas con un error de centésima de gramo, la de la foto tiene como peso máximo 300 gramos y es la que empleo normalmente cuando realizo algún producto cosmético, hay muchas similares y su funcionamiento es bueno, a veces se queda corta al incluir el peso del recipiente y hay que pesar en dos veces, pero su exactitud merece la pena, las conocéis de muchas webs donde se venden con precios económicos. En la foto podéis apreciar que tan sólo se fue en 4 centésimas de gramo de una pesa de 10 gramos calibrada.
Por último os enseño esta balanza que tan sólo es capaz de pesar 10 gramos y tiene un error de una milésima de gramo, prácticamente su uso es nulo pues no necesitamos para casi nada dicha precisión, alguna vez en alguna receta se incluyen principios que necesitan dicha exactitud pero que son tan difíciles de manipular que una vez vista la cantidad en la balanza las siguientes veces efectúas la adición a ojo ( extracto CO2, clorofila,…). No obstante la necesito para un proyecto futuro que en su día compartiré.